El gobernador desembarca en los comicios de hoy con más dudas que certezas. ¿Por qué? Sus dos pupilos favoritos tirando la cuadriga no son los mejores de su almácigo político; él, anímicamente, está abatido por el crimen de Paulina Lebbos, lo que aquietó su patológica debilidad por el poder, sin desistir de su obsesión; su viaje de placer con su esposa a Dubai, montado en un chúcaro camello en vísperas de una consulta popular clave, gastando dólares como un jeque petrolero, cayó muy mal aquí y en todo el país. Además, padece de desgajamientos políticos internos, lo que nunca tuvo bajo su era. En síntesis, llega al final del actual proceso político sin tener el control de otras veces.
Dentro de este paisaje ingrato, lo que más preocupa y horada su cabeza es el temor de la traición de quienes, antes, formaron parte de su más confiable feligresía en distritos decisivos, y el boicot a Juan Manzur. El choque se da con el mandamás en cuesta abajo y un postulante radical -junto a su partenaire, Silvia Elías de Pérez- con acciones en alza. Cano apunta mucho más allá de la banca en disputa. De las cuatro poltronas para sí, olvidarse; tres o dos, en el horizonte posible para el frente oficialista; una, segura para la UCR. Y la restante dirán las urnas de quien es.
Hacia la medianoche se conocerá el dictamen de la consulta popular, con el alineamiento de las fuerzas políticas y quiénes serán los que dirimirán su acceso al Congreso Nacional el 27 de octubre. Las elecciones primarias de hoy son, en definitiva, la antesala de lo que ocurrirá en ese domingo no lejano. La puja se definiría entre el no candidato José Jorge Alperovich y el senador radical José Manuel Cano. Ellos son las estrellas rutilantes y sobre sí se focaliza el interés ciudadano.
Cristina y su entorno con datos ciertos en mano y no de encuestas, sabrán de antemano esta noche que son escasas o nulas sus posibilidades de alcanzar, en octubre, los dos tercios en Diputados y en el Senado. Si no llegaran al mágico porcentaje, tan fervorosamente anhelado, la obsesión de eternidad de la dama de negro quedará como una anécdota más en la historia argentina y no le quedará otra opción que su retorno a su residencia de El Calafate, su lugar en el mundo como lo definió alguna vez.
En esta hora de la República, no cuenta con la mayoría especial para retocar la Constitución, en busca de su re, re, re. Por las profecías de los gurúes, tampoco la tendrá con la nueva integración del Parlamento Nacional. En otras palabras, la vía constitucional para reformar la Ley de Leyes se diluirá en un esfuerzo vano. Pero como ya lo demostró otras veces, el núcleo de talibanes que entornan a Cristina y ella misma, no abdicarán fácilmente. ¿Buscará otros atajos? Tal vez. Es un interrogante sin respuestas, hasta ahora, pero nada hay que descartar en adelante.
Todo hace suponer que CFK resistirá hasta el último aliento dejar a otro el cetro del poder absoluto, así fuera del mismo palo. En ese limbo que habita el kirchne-cristinato están convencidos hasta el tuétano que no hay otro político/a en la Argentina, si no ella, capaz de garantizar y llevar adelante el modelo que devino del frío con la pareja santacruceña y su impronta autoritaria, del cual se notan ya síntomas de agotamiento y el fastidio evidente de la sociedad. Es la concepción mesiánica del poder con ejemplos a granel en el subtrópico, como en otros sitios del país. Alperovich está en la lista de esos hombres que se creen providenciales.
La verdad es que el turno gobernante actual no tiene sustituto, ni herederos a la vista. Debajo de Cristina, la nada. De ahí, la desesperación de la tropa. Sin ella, sabe que volverá a la ingratitud del llano con la pérdida del maná de cada día. El peronismo siempre tuvo una pituitaria ultra sensible. Huele el olor a cala a lo lejos, como el tiburón presiente la sangre bajo las aguas. ¿Será por eso que ya apuesta, dos años antes, a otros nombres y hombres? Hay vientos de fronda para el mundo K en la Capital Federal, Santa Fe, Córdoba, Mendoza y Santa Cruz. En esos lares la viuda palpita una derrota quíntuple. En la provincia de Buenos Aires, Cristina siente la respiración en la nuca de Sergio Massa. Si éste obtiene el 30% de los votos no hay empate técnico como se pretende presentar el resultado. La sociedad verá como victorioso al intendente de Tigre, porque es un botín electoral arrebatado a Cristina.
En cambio, el César vernáculo dispone de lo que carece ella. Con el sistema unicameral vigente le sobran manos alzadas en el Parlamento, si quisiera sucederse a sí mismo. Nadie duda que pueda cambiar la Constitución. Pero de ahí a ganar la convención es otra historia aún por escribirse. Su ansia de poder sin freno no es solo un acto volitivo. Hay en juego otros factores y actores ajenos a su voluntad, entre ellos, la decisión de la jefe de Estado, así no pudiera seguir sentada en la poltrona de los presidentes. Dentro de su espacio, aún perdiendo, querrá mantener su facultad de inapelable elector. Hasta el 29 de octubre de 2015 -día del recambio de poder en la aldea- hay siglos por delante.
Los desesperados por la recontra re-reelección son los legisladores del oficialismo que concluyen su mandato en 2015, por el impedimento constitucional de continuar en sus pupitres. Colgados del pincel se encuentra más de una veintena de parlamentarios con Sisto Terán y Roque Álvarez a la cabeza. Los que van a la banquina presionan al patrón para habitar como un "okupa" en la Casa de Gobierno, sin respetar la alternancia del sistema republicano. Pero, en el fondo, más les importa su destino y su propia poltrona.
Al borde de la década al frente de la provincia, con un poder total y maravedíes como ningún otro gobernante tuvo nunca jamás, el dueño de Tucumán -como se engolosina decir, definiéndose a sí mismo- afronta en sus diez años de gestión el riesgo de no hacer un buen papel en los comicios de hoy. Si las cifras finales no fueran por una notoria diferencia, el vencido es el gobernador y no el ministro Manzur.
La concurrencia a las urnas estímase entre el 70-75% del padrón. Con la maquinaria del Estado a su disposición, los rublos en la mano y los planes sociales como presión, Alperovich no podría bajar de 400.000 votos, porque, de lo contrario, antes que la coronación de una victoria, sería un ruidoso fracaso. En la idéntica consulta anterior, cuatro años atrás, el partido gobernante estuvo arriba de aquel número. Con el crecimiento vegetativo de la población y la incorporación de votantes de 16-18 años cosechar ahora menos voluntades, no será una buena noticia, sino la evidencia de que entró en el talud de su gestión.
De entre los candidatos opositores que pugnan por un pupitre nacional, la sociedad asigna a Cano la mejor chance. Armó su postulación montado sobre la bronca de la gente y tuvo la pericia de canalizar la adhesión en su favor, en especial en los centros urbanos, exhibiéndose como el voto útil que hará daño a Alperovich. Encima, éste cometió el error estratégico de marginar a sectores con peso electoral, como la intendencia de esta ciudad o a los mellizos Orellana, en el feudo familiar que administran, para privilegiar a candidatos sin votos. En política, los malos pasos se pagan caro. Después, no es cuestión de buscar traidores en su entorno, ni excusas. Antes, hay que mirarse por dentro y, en acto de autocrítica, analizar los deslices cometidos.
La Corte y los cortesanos
En el torbellino del proceso electoral, la Corte Suprema tucumana con causas ultra calientes por resolver a cortísimo plazo, más semeja, ante la opinión pública, un aquelarre de comadres de barrio de extramuros y no el sacrosanto recinto donde se administra justicia. El caso Marita Verón y la acción de amparo del juez Emilio Herrera Molina, quien, enfermo de cáncer con metástasis, clama por su derecho a jubilarse, desataron un embrollo de ribetes escandalosos y derivaciones insondables.
En las entrañas del tribunal la inédita situación generó enfrentamientos entre pares, con enemistades, rencillas, codazos y golpes bajos, todo por la intromisión del poder político en la resolución de esos expedientes. Es el virus de la política metido adentro del Poder Judicial. Ganados por el miedo, en la cúspide, los togados dudan entre resolver los planteos con apego al derecho o contradecir al jefe del PE. La interna se recalentó mucho más con la designación de Oscar Bercovich, hijo de la vocal Claudia Sdbar, como estrecho colaborador del mandatario, lo que condiciona a la juez.
Entre uno y otro poder hay una connivencia que espanta a la sociedad, por los parentescos que los atan, entremezclando política y justicia. Nunca como ahora, deja en evidencia la capitulación de la Magistratura. En tanto, Susana Trimarco mira y espera, como "ojos y oídos" de la reina Cristina.